tocino

El tocino está en todas partes en estos días. Puedes encontrarlo en helados, desayunos, cupcakes y chicles. Hay velas con aroma, bálsamo labial, incluso un desodorante de tocino. Con el en todos los rincones del mercado, vale la pena mirar los orígenes de este alimento ahumado y salado y cómo se volvió tan popular, incluso sumarlo a nuestra dieta de comidas saludables.

El tocino se remonta al año 1500 a.c

Los chinos fueron los primeros en cocinar pancetas de cerdo saladas hace más de 3000 años. Esto lo convierte en una de las carnes procesadas más antiguas del mundo. Los romanos lo llamaban tocino petaso.  

Este alimento finalmente emigró hacia el oeste, donde se convirtió en un plato digno de los amantes de la comida de hoy en día. Los romanos hacían el petaso, como lo llamaban, hirviendo la paletilla de cerdo salada con higos y luego sazonando la mezcla con salsa de pimienta. El vino era, por supuesto, un acompañamiento frecuente. Hoy en día sigue siendo prefecto para acompañar el brunch o el desyuno.

tocino crujiente

 La palabra se refiere a la “espalda” de un cerdo

La palabra proviene de la raíz germánica “-bak” y se refiere a la parte posterior del cerdo que suministró la carne. Bakko se convirtió en el bacco francés, que los ingleses adoptaron alrededor del siglo XII, llamando al plato bacoun.

En aquel entonces, el término se refería a cualquier producto del cerdo, pero en el siglo XIV el tocino se refería específicamente a la carne curada.

La primera fábrica de tocino abrió en 1770

Durante generaciones, los granjeros y carniceros locales prepararon tocino para sus comunidades locales. En Inglaterra, donde se convirtió en un alimento básico, el tocino se “curaba en seco” con sal y luego se ahumaba.

A fines del siglo XVIII, un hombre de negocios llamado John Harris abrió la primera planta de procesamiento de tocino en el condado de Wiltshire, donde desarrolló una solución de salmuera especial para terminar la carne. El método “Wiltshire Cure” todavía se usa hoy en día y es el favorito de los amantes del tocino que prefieren un sabor más dulce y menos salado.

La frase “llevar el tocino a casa” se remonta a siglos atrás.

En estos días la frase se refiere a ganar dinero, pero sus orígenes no tienen nada que ver con los ingresos. En la Inglaterra del siglo XII, las iglesias otorgaban un flitch, o una guarnición a cualquier hombre casado que jurara ante Dios que él y su esposa no habían discutido durante un año y un día. Los hombres que “traían el tocino a casa” eran vistos como ciudadanos y esposos ejemplares.

 

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